El tratamiento EMS es una técnica eficaz y ampliamente utilizada para el entrenamiento muscular. El tratamiento es absolutamente seguro para quienes se sienten lo suficientemente en forma y saludables como para hacer ejercicio. Sin embargo, es importante que lo empieces con sentido común y que utilices el dispositivo EMS correctamente.
Básicamente, el entrenamiento EMS no es peligroso porque utiliza mecanismos que nuestro propio cuerpo utiliza. Nuestros músculos están acostumbrados a los pequeños impulsos eléctricos porque nuestro cerebro y nuestros nervios funcionan de la misma manera.
Al igual que con el ejercicio tradicional, es importante dejar el tiempo de recuperación necesario. De hecho, con EMS, necesitas un tiempo de recuperación más largo del que estás acostumbrado: EMS puede tener un efecto muy intenso en tus músculos. Por este motivo, la mayoría de las máquinas EMS tienen programas de recuperación especiales.
¡Nota!
Los electrodos del EMS no deben pegarse a las arterias carótidas.
¿Cuándo no deberías usar EMS?
Hay algunos casos en los que es mejor no utilizar EMS. Por ejemplo, EMS no es adecuado para: personas con .
- mujeres embarazadas.
- personas enfermas, p.e. gripe (el esfuerzo físico puede empeorar la enfermedad)
- personas con mayor riesgo de trombosis (coágulos de sangre).
- personas con mayor riesgo de sufrir hemorragias.
- personas con arritmias cardíacas o stents coronarios.
- personas con implantes electrónicos como marcapasos o bombas (para el dolor).
- personas con (sospecha) epilepsia.
- personas con una hernia reciente (en la zona donde se aplica el EMS).
- personas con trastornos óseos, fracturas óseas no reparadas o cirugías no curadas (en el área donde se aplica el EMS).
- personas con implantes mamarios u otros implantes cosméticos (en el área donde se aplica EMS).
- personas con enfermedades y lesiones de la piel abiertas.
- personas con enfermedades malignas o inflamatorias (en la zona donde se aplica el EMS).